Chicas,
como todos los años, desde CCOOALFAFAR, os deseo un buen y
reivindicativo día de la mujer trabajadora. Además aprovecho,
también como todos los años, para recordaros que en Valencia, en el
Parterre, a las 19:30 horas, hay convocada una manifestación, en
defensa de las políticas de igualdad, por la eliminación de todas
las formas de discriminación y violencia contra las mujeres. Ni que
decir tiene que falta hace que nos manifestemos por estos objetivos,
sobre todo si tenemos en cuenta que en nuestro país, en 2015, el
salario medio de una mujer tendría que incrementarse en un 32% para
equipararse al de los hombres ; de los contratos laborales
realizados a mujeres el 91,20 % fueron temporales ; un 53,44 % del
paro registrado corresponde a la población femenina y, como broche,
durante el año pasado 59 mujeres murieron asesinadas por su
expareja.
Resumiendo,
un panorama desolador en el que a la mujer no sólo se la relega al
paro o a la precariedad laboral, sino que, para colmo, es víctima del
terrorismo machista cuando quiere ser libre.
Con
frecuencia he cerrado la entrada del 8 de marzo en este blog
acudiendo a Eduardo Galeano, autor que siempre ha tenido una
sensibilidad muy especial hacia la mujer. Normalmente he puesto
frases o relatos con un tono entre cómico y mordaz, pero en esta
ocasión voy a cerrar con un micro-relato muy dramático que
encontré en “Mujeres”, último libro del autor uruguayo editado
en nuestro país. En este libro, de lectura más que recomendable, me
encontré con Delmira Agustini, una más de esas miles de mujeres a
las que por vivir libremente acaban segándole la vida. Con su
historia termino la entrada de este año, dedicad unos minutos a su
lectura que os adelanto que vale la pena.
“Delmira
En
esta pieza de alquiler fue citada por el hombre que había sido su
marido; y queriendo tenerla, queriendo quedársela, él la amó y la
mató y se mató.
Publican
los diarios uruguayos la foto del cuerpo que yace tumbado junto a la
cama. Delmira abatida por dos tiros de revólver,desnuda como sus
poemas. Las medias caídas,toda desvestida de rojo.
--Vamos
más lejos en la noche,vamos...
Delmira
Agustini escribía en trance. Había cantado a las fiebres del amor
sin pacatos disimulos y había sido condenada por quienes castigan en
las mujeres lo que en los hombres aplauden,porque la castidad es un
deber femenino y el deseo,como la razón un privilegio masculino. En
el Uruguay marchan las leyes por delante de la gente,que todavía
separa el alma del cuerpo como si fueran la Bella y la Bestia. De
modo que ante el cadáver de Delmira se derraman lágrimas y frases a
propósito de tan sensible pérdida de las letras nacionales,pero en
el fondo los dolientes suspiran con alivio: la muerta muerta está y
más vale así.
Pero
¿Muerta está?¿No serán sombra de su voz y eco de su cuerpo todos
los amantes que en las noches del mundo ardan?¿No se harán un
lugarcito en las noches del mundo para que cante su boca desatada y
dancen sus pies resplandecientes?”
Eduardo Galeano
Mujeres.