Compañeras, los últimos
años, para unirme a vuestras reivindicaciones en el Día de la
Mujer, he utilizado algún relato de Eduardo Galeano. El autor
elegido siempre ha sido el mismo, pero el contenido del texto ha sido
bastante diferente de una vez a otra. Para mí el 8 de marzo siempre
había sido un día de afirmación y reivindicación de la mujer,
pero con un toque algo festivo. Una jornada combativa pero, en
cierta forma, alegre. No obstante, el hecho de que el machismo y la
violencia que genera no ceda en su empeño, ha determinado que mi
sentimiento hacia el 8 de marzo haya cambiado y esos textos que, a
modo de homenaje, os ofrecía, cada vez fueran más oscuros y con
menos esperanza. De la ironía y el humor del relato “Si Eva
hubiera escrito el génesis...”, pasamos al año siguiente a la
triste historia de Jane; la hermana de Benjamín Franklin, para
acabar el pasado año con el relato sobre el terrible y violento
final de la poetisa Delmira Agustini; quien, por querer ser libre,
fue brutalmente asesinada.
Este año, aunque parecía
imposible, la cosa ha empeorado. Es tal la barbarie del terrorismo
machista, que ya no procede que me limite a expresar mi solidaridad
con vosotras citando algún relato, ya sea irónico o estremecedor,
porque, cuando a principios del mes de marzo uno ha perdido ya la
cuenta de los asesinatos por violencia machista, lo que toca es dar
un paso más y ser mucho más contundente a la hora de decir lo que
se piensa.
Compañeras, no es que,
como siempre, se os este relegando laboral y socialmente, es que
parece que se haya puesto en marcha un guerra de exterminio contra
vosotras. Ya no nos podemos quedar en escritos solidarios, exigencia
a las instituciones de mayor implicación contra el machismo y su
violencia, minutos de silencio o manifestaciones masivas. Todo eso es
necesario, hay que seguir haciéndolo, pero se ha demostrado
insuficiente. Ahora toca dar un paso más, toca que libremos la
batalla en la cotidianidad, en el día a día, toca que todos y todas
nos convirtamos en militantes activos contra el machismo, toca que no
nos callemos al escuchar los típicos comentarios denigrantes hacia
la mujer, toca que dejemos de reír el chiste sexista o el piropo
“simpático”. En definitiva, compañeras, toca que empecemos a
cortar el machismo de raíz comenzado por nuestro entorno más
próximo.
Sin vosotras compañeras,
no es ya que no exista la vida, sino que no vale la pena vivir. ¡Ni
una menos! Toda la gente de bien, vivas y libres os queremos y somos
muchísimos/as más que los primates sin evolucionar que quieren
convertiros en objetos, en cosas. Vamos a por ellos porque aquí sí
que urge que el miedo cambie de bando.
José Rafael Lluch Pozo
SECCIÓN SINDICAL DE CCOO
DEL AYUNTAMIENTO DE ALFAFAR.