viernes, 6 de marzo de 2020

Pan, rosas e igualdad


Mientras vamos marchando, marchando, innumerables mujeres muertas van gritando a través de nuestro canto su antiguo reclamo de pan. Sus espíritus fatigados conocieron el pequeño arte y el amor y la belleza ¡Sí, es por el pan que peleamos, pero también peleamos por rosas!


A medida que vamos marchando, marchando, traemos con nosotras días mejores El levantamiento de las mujeres significa el levantamiento de la humanidad…


El texto con el que he comenzado es un fragmento de “Pan y Rosas”, poema de 1911 que se convirtió en una especie de himno para las trabajadoras textiles de Lawrence, Massachusetts, que en 1912 organizaron y ganaron una de las primeras huelgas impulsadas por mujeres en el pasado siglo. Con el grito de “queremos pan y también rosas” las trabajadoras de Lawrence no sólo planteaban una reivindicación económica por un salario justo, sino también su dignidad y su derecho a disfrutar, en igualdad, de todo lo hermoso que tiene la vida. 


A más de un siglo de distancia, tanto el poema como las reivindicaciones de las obreras de Lawrence, tienen plena vigencia. Hoy, que el colectivo de mujeres sea el más beneficiado por la moderada subida del salario mínimo, nos indica que la brecha salarial sigue estando muy presente. Hoy, que siendo mujeres la mitad de la población de nuestro país, su proporción como  representantes políticas diste mucho del cincuenta por cien, es un indicativo de que nos queda mucho por recorrer en la senda de la igualdad. Hoy, que muchas mujeres; con pantalón o minifalda, con el pelo corto o tremenda melena, con borrachera de antología o totalmente sobrias, no se sientan seguras si quieren disfrutar de la noche, es un siniestro indicador de que el machismo está aún muy presente en nuestra sociedad. Hoy, cuando los asesinatos por violencia de género no cesan, se convierte en una obligación dejar en la irrelevancia a los políticos@s que no estén dispuest@s a combatir actos tan abominables con todo el peso de la Ley. Hoy, como hace un siglo, es necesario que trabajadoras y trabajadores salgamos a la calle para pedir pan, rosas e igualdad. Hoy, como hace un siglo, la lucha del movimiento feminista es una lucha por la dignidad de toda la humanidad.

Nos vemos en las calles el próximo 8 de marzo.