Se
termina el año, se acercan días de celebraciones y festejos, pero, la verdad,
2012 ha sido un año en el que hay poco que festejar.
Los
trabajadores públicos, con un sueldo medio muy próximo al mileurista, nos hemos
convertido en el chivo expiatorio de la crisis. Derechos adquiridos tras años
de negociación se han suprimido de un plumazo; se nos ha robado la paga extra
de Navidad y con menos sueldo tenemos que trabajar más horas. A todo esto,
además, hay que añadir el desprecio manifiesto que está mostrando el gobierno
hacia nosotr@s cada vez que, en boca de sus representantes, escuchamos eso de que “no se van a privatizar servicios
públicos, si no que, con la intención de que se funcione mejor, lo único que se
va a privatizar es su gestión”. Para colmo, sin temblarles el pulso, tras
aprobar una reforma laboral que es un autentico atentado contra toda la clase
trabajadora, en la administración pública han puesto en marcha mecanismos
legales que están haciendo posible el despido de miles de trabajadores, entre
interinos y personal laboral, con la intención manifiesta de dejar el trabajo
que estaban realizando en manos de la empresa privada.
El
panorama descrito deja poco margen para los buenos deseos propios de las fechas
que se avecinan, porque, hoy por hoy, a emplead@s public@s nos queda, como
elemento gratificante, poco más que la satisfacción por el trabajo bien hecho.
Nos queda lo que nadie nos puede quitar, que es ese componente vocacional que
siempre nos ha acompañado y que, pese a lo poco que se nos incentiva, nos
permite que, con medios o sin ellos, tratemos de realizar nuestro trabajo con
dignidad. Nos queda también, sobre todo, el tener claro que nos ganamos la vida
con nuestro trabajo, pero no somos especuladores que miramos al sector público
pensando en el beneficio, porque nosotr@s, desde las distintas administraciones
públicas (bien en servicios externos, bien en las unidades administrativas
imprescindibles para el desarrollo de dichos servicios) no vemos a la gente para
la que trabajamos como a clientes, sino
como a ciudadanos a los que tratamos de garantizar con nuestro trabajo la
seguridad en las calles, el acceso a la educación y la cultura, la asistencia
social y sanitaria o el cuidado y mantenimiento del espacio urbano.
Bien
mirado, el balance de lo que nos queda tampoco es tan negativo, así que no está de más que desee para tod@s nosotr@s ¡Feliz Navidad y prospero
2013! Nos lo merecemos, porque, gracias a nuestro trabajo, el mundo en que
vivimos es un poco mejor.
José Rafael Lluch Pozo
SECCIÓN SINDICAL DE CCOO DEL AYUNTAMIENTO DE ALFAFAR
ccooalfafar@gmail.com
José Rafael Lluch Pozo
SECCIÓN SINDICAL DE CCOO DEL AYUNTAMIENTO DE ALFAFAR
ccooalfafar@gmail.com